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DIRECCION: C/ Industria (el número y piso te lo dice por teléfono al llegar al portal).
TELEFONO: 620 397 361
HORARIOS: Full time (sólo se necesita reservar con media hora)
NOMBRE 'ARTÍSTICO': Mariana
NACIONALIDAD: Brasileña (según ella, del norte)
EDAD: Unos 20
WEB: [Sólo los usuarios registrados pueden ver los enlaces e imágenes. ]
FECHA DE LA EXPE: Marzo de 2008
TARIFAS APLICADAS: 150 €
TIEMPO QUE DURÓ EL SERVICIO: 1 hora
DESCRIPCIÓN FÍSICA: Como veis en las fotos excepto en que su color de piel es más tirando a ceniza y más oscuro (el photoshop hace milagros; tiene el color de piel de las tribus del Amazonas); que el pelo es mucho mas corto (en las fotos lleva extensiones); y es más bajita de lo que afirma (no llega a 1,60). Es joven de verdad y tiene el cuerpo durito, durito. Especialmente destacable su trasero. Sexo depilado.
¿FUMA?: No
VESTIMENTA: Me recibió con zapatos de tacón, tanga negro y corsé negro, muy sugerentes
TATUAJES & PIERCINGS: Dos tatuajes en vientre y espalda (florales) y un piercing bajo el labio (otro detalle sexy que me hizo decantarme por ella equivocadamente)
BESA EN LOS LABIOS ?: si, pero sin lengua (decía que lo de la lengua era raro???) y bastante fríos; en cuanto te emocionas retira la boca. FRANCES: Si, pero con preservativo y bastante mecánico (un mete-saca que no admitía más variedad de movimientos).
IMPLICACIÓN: escasa, por no decir nula. Cero entusiasmo. Por si fuera poco, al menos en dos ocasiones miró la hora en el teléfono que tenía encendido sobre una mesa).
CHICA RECOMENDABLE ?: En absoluto. Y mucho menos por ese precio.
¿PARA REPETIR?: Ni de coña
Fue ver las fotos de Mariana y ponerme muy burro. Me apetecía un a chica joven, así que la llamé el día antes de mi viaje a Barcelona para preparar la cita. Quizá mi primer error fue quedar con ella tras mi trabajo (sobre las 23:30 horas), ya que las profesionales a esa hora suelen estar cansadas y eso es peligroso. Aún así quedamos en que la llamaría y nos veríamos. Sin embargo al conversar con ella y decirme que trabaja 24 horas pensé que cualquier momento sería bueno.
Por fin acudo a la cita y, primer marrón, el ascensor está roto (me lo podía haber avisado en una de las varias llamadas que le hice). Me toca subir cinco pisos andando. Yo tengo unos kilitos de más y cuando llegué a su puerta estaba tocado; así que no pude disfrutar mucho de la visión que se me ofreció al abrir la puerta: Muy sexy.
Me pareció raro que, al entrar, no me diese ni un triste beso de bienvenida, pero pensé que e había despistado al llegar yo tan cansado. Me acompaña entonces hasta su habitación (yo, detrás, observaba su precioso trasero en movimiento imaginando placeres futuros).
La casa es cutre, cutre. Todo desordenado; la mesa de la comida sin recoger en medio del salón; decepcionante también (cuando pagas 150 € te imaginas otra cosa). Por el camino, me encuentro sentada en el salón a una señora de unos 45 años que veía la tele a muy alto volumen (en el texto que acompaña a sus fotos habla de un piso con intimidad). Me comenta que es su prima (tras posteriores investigaciones, creo que se trataba de su hermana, una tal Suzana que también ejerce).
Entramos a la habitación (cutre también) y pone una sábana sobre la cama. Nos desnudamos y vamos a la ducha. Le pido que nos duchemos juntos (ella pretendía que por turnos); accede y comenzamos a enjabonarnos. La noto incómoda y se lo digo. Me dice que no, pero yo, que me había imaginado un preasalto en la propia ducha, me quedo pasmado cuando, tras dos o tres minutos de contacto mutuo, sale deprisa y me dice que vaya con ella.
Ella se deja la ropa en el baño y le digo, como buen fetichista, que se lleve los zapatos para dejárselos puestos (ya se lo había adelantado por teléfono y me dijo que no había problema), y ella me dice algo en portugués que no entiendo; se lo repito y me dice que no, aunque sigo sin entender por qué. Mi malestar iba en aumento pero el deseo de que todo salga lo mejor posible a veces te hace ponerte el chip de “soy positivo, no pasa nada” y tragar con determinadas cosas…
Llegados a la habitación, resulta que sólo una puerta la separa del salón, donde la hermana veía la tele a tal volumen que se oía perfectamente desde dentro.
Nos tumbamos en la cama y comienzo a besarla en la boca. La lengua no le gusta. En cuanto empiezo a ponerme a tono me aparta la boca. Le beso los pezones y sus caras son como de ausencia: mira para otro lado (pensando en la compra del sábado, supongo), se rasca (le picaba todo)… no le excita ni lo disimula. Cuando acaricio su sexo se estira tensa y cierra los ojos (como si pensara “que esto pase deprisa”).
A pesar de ser guapa y joven no me estaba poniendo, así que le digo que comience a chupar. Entonces, coge un preservativo y le digo que aún no vamos a follar, que me haga un francés (ella se escuda en su problema idiomático para no ser habladora –de hecho es bastante seca- aunque yo creo que entiende lo que quiere). Finalmente me había entendido… el francés, CON. Un nuevo bajón. En otro foro había leído que lo hacía sin.
Qué remedio. Chupa y por un momento va muy bien hasta que se vuelve demasiado repetitiva. Sólo mete-saca y sin variación técnica alguna. Y, en cuanto se puso más dura, se me sienta encima. Con todo lo dicho podéis imaginar el final… gatillazo.
No pude. Tras varios intentos y diferentes posiciones, le pedí (me gusta mucho) que me chupara las pelotas mientras me masturbaba, y a ella le pareció raro también; esta vez su cara fue como la que habría puesto si le hubiese dicho que me cantara por Julio Iglesias “De niña a mujer”; me dijo que ningún cliente se lo había pedido nunca… eso me hizo pensar que sólo había dos opciones: o era muy inexperta o una lista (me decanto por lo segundo). Pero accedió. Y fueron unos momentos muy agradables. Sin embargo, su desgana, su falta de implicación, su no saber (que incluye no tener ni idea de cómo hacer una paja a un tío… no puedo describir como me agarraba el sable… con gracia nula; incluso, cunado le dije que lo hiciera con más fuerza me miro también extrañada).
Creedme que tuve más paciencia que un santo, que fui amable y hasta cariñoso, intenté conversar con ella, empleé mi sentido del humor para hacerla reir y pasarlo lo mejor posible… fue inútil.
RECOMENDABLE: Ni de coña.
VOLVERÍA: Para llevarle un ejemplar del Kamasutra, en portugués, eso sí.
EN RESUMEN: Los 150 euros pero gastados de mi vida.
Pues menos mal, que como pone en su anuncio, no pone límites a sus encuentros sexuales. Será imbécil. Espabiladas como esta tendrían que dedicarse a limpiar báteres por imposición judicial y dejar de tomar el pelo a la peña. Un abrazo.
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