Hola!!
Llevo tiempo leyendo opiniones que son, la verdad, muy ilustrativas y ayudan mucho a seleccionar adónde ir. Me decido ahora a aportar mi granito de arena de mi única visita a Ana allá por marzo de 2020:
- Nombre de guerra: Ana
- Nacionalidad: argentina (sin apenas acento y de aspecto caucásico)
- Forma de Contacto: wsp
- Hilo profesionales:
- Web profesional:
- Fecha aproximada: 10mar2020
- Lugar: zona Pl. Castilla/Orense (ahora se ha cambiado a la zona de Antonio Machado)
- Instalaciones: local con puerta directa a la calle, pequeño y algo agobiante por no haber ventanas. Espero que su nueva ubicación esté mejor...
- Higiene: impecable, como a mí me gusta
- Precio: 120€
- Edad: soy malo para calcular, pero entre 25 y 30, no más allá
- Cara: bonita, un punto aniñada... Podéis verla en algún anuncio a cara descubierta, así que no me extiendo más
- Pelo: moreno, liso y muy largo
- Cuerpo: menudo y manejable
- Pecho: muy pequeño (la verdad que en pechos reconozco que me gustan casi todas, excepto las enormes)
- Culo: duro y perfecto
- Piercings y tattos: no vi ninguno
- Defectos corporales: ninguno
- Actitud: natural y, aparentemente, sincera. En todo momento trataba de ser agradable y cercana, sin empalagar
- Conversación: fluida (aunque tampoco entramos en grandes debates filosóficos, sí es amena)
- Besos: creo que sí, pero no recuerdo ahora mismo
- Fuma: no noté nada
- Francés: no
- Forniqueo: no
- Griego: no
- Lo mejor: su implicación y ganas
- Lo peor: el lugar y un tema que relato abajo
- ¿Repetir?: sí
- ¿Recomendable?: sí
- Valoración global de la experiencia: 9/10
Relato:
Me abre la puerta una chica agradable de cara, morena de pelo, blanca de tez, ataviada con unos tacones negros, medias autoajustables, tanga y sujetador, del mismo color, con su larga melena recogida en una cola de caballo. Una vez dentro, y tras los dos besos de rigor, me pregunta por las
prácticas que deseo realizar y me enseña un pequeño arsenal de juguetes que había preparado sobre el futón para que yo eligiera. Descarto los arneses y los consoladores que se van hinchando una vez introducidos y me quedo con un dildo pequeño y una fusta. A sus preguntas, repondo que me encanta el facesitting y la lluvia dorada (recibirla), así como ser azotado con la fusta y las palmas de las manos, aunque sin llegar a hacer demasiado daño. También recibir un beso negro y ser inmovilizado o privado de la visión. En cuanto al desarrollo de la sesión, le pido que sea ella quien lo vaya gestionando a su gusto. Una vez establecidas esas pautas (algo ambiguas, lo sé, pero me gusta ser sorprendido y no establecer extensos y rígidos guiones previos), Ana me pide que me duche mientras lo va preparando todo.
Al volver, ella sigue vestida igual, pero ha guardado los utensilios que no vamos a usar. Me pide que me acueste boca arriba, cosa que hago algo extrañado (estas cosas suelen empezar boca abajo, pienso) y enseguida entra en su rol dominante y empieza a acariciarme el pecho, diciéndome que en todo momento quiere que la mire a los ojos y por el espejo que hay en el lateral, que eso le excita. Se quita el sujetador y deja a la vista dos pechos pequeños, apenas perceptibles, pero que a mí me encantan. Se quita después sensualmente las medias, mientras me mira, sentada entre mis piernas que me ha pedido previamente abrir. Sus pies son bonitos, lo que me anima a chuparlos cuando me los ofrece. Me toca un poco el pene con ellos y, posteriormente, me amordaza la boca con una de las medias que se acaba de quitar y me ata las manos por encima de mi cabeza con la otra.
De esta guisa, empieza directamente a lubricar mi ano con sus dedos. Poco después, coge el dildo y me lo va introduciendo poco a poco, hasta que de repente empuja todo dentro. Me pide que me dé la vuelta y empieza a acariciarme la espalda con sus uñas, intercalándolo con fuertes palmadas en mis glúteos. Se deshace la coleta y me acaricia también con su larga melena. Como yo he desviado la mirada del espejo, me insta a que no deje de mirarla y a que le vaya diciendo si me gusta lo que me está haciendo. De nuevo, me dice que me gire y, una vez boca arriba, se quita su pequeño tanga negro, dejando a la vista una vagina preciosa, algo abierta, y coronada por un leve vello oscuro que, según me dice, está dejando crecer un poco para poder afeitarlo más cómodamente después, ya que ella siempre va rasurada. He de reconocer que verla así terminó de ponerme cachondo, si es que no lo estaba aún... Acto seguido, se sienta encima de mi cara. Su culo es perfecto, duro, respingón, quizás lo mejor de su espléndida anatomía. Mientras disfruto de tener tan cerca su vagina, ella juega con mi pene. Cuando empieza a humedecerse, se retira para seguir atendiéndome como lo estaba haciendo. Me he quedado con muchas ganas de seguir lamiéndola, pero no me atrevo a pedírselo siquiera.
Enciende entonces unas velas y me derrama cera caliente por el pecho, piernas y pene, cosa que también le he pedido al comienzo. Continúan los juegos hasta que, finalmente, acabo. Me limpia muy atentamente y me dice que pase al baño a recibir mi lluvia. La verdad es que, con la excitación ya calmadísima, no me apetece que me orinen encima, por lo que declino educadamente. Ducha de nuevo, y a la calle.
La experiencia fue estupenda, llevo días pensando en ir a visitarla otra vez, esta vez a su piso nuevo.