Secreto roto
Ni tan siquiera recuerdo la cita, siquiera supe en su día que se iba a quedar en el subconsciente esperando soltar su zarpazo. Pero el poeta ya me anticipó la historia del hombre y su amiga, del extraño cariño, de la complicidad, de un sobrevivir juntos la guerra y el destierro. Como todas las alianzas se pobló de símbolos porque el hombre es un animal sacramental, pobre mortal consciente de estar vetado el pronunciar en exceso las palabras destinadas a los dioses. De entre todos los símbolos había uno muy preciado para él, un jarrón antiguo, pequeño y humilde, inseguro y vulnerable como una adolescente que se piensa poco agraciada en su primera cita. Ella era su custodia, del trozo de cerámica, de su sacramento, del secreto contenido, del sello de su alianza. Un día lo hizo pedazos. Nunca sabremos porque, si es solo que la vida es así y en ella no caben imposibles o sufrimos la innombrable maldición de quien se cuela en el afecto ya ya no podemos desterrarlo. Puede ser que ella no supiera de su verdadero valor, que el anatema estuviera revestido de inocencia y no fuese tributo de otras religiones . Pero esta roto, no volverá y sus pedazos se presentan en los sueños de él para gritarle. Y no volverá. Jamás.
Zol 2003
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