Media hora 50. Por una pedía 80
La cita anterior había sido con una sílfide rusa y me apetecía un buen par de pechazos. Búsqueda sobre la marcha y doy con anuncios suyos. Ofrecía besos con lengua, como ahora veo que aporta el inefable reportero de investigación “tricornio” (post 2) ¡¡Mentira!! Encima se lo recalqué por wsp y que sí que sí, que habiendo higiene claro que sí cómo no. Así que súper mentirosa, sin pudor ni vergüenza; porque mal está engañar en un anuncio, pero ya es el colmo hacerlo en la conversación directa con el que pide cita y vas a verte con él en cosa de poco. Otra trola infumable por el wsp: que nos duchamos juntos si quiero… pues se quedó, para mí, en un aseo de las partes en el lavabo con toalla ínfima y ella de testigo, y luego ella me da igual lo que hiciera. De higiene no estuvo mal, salvo un ligero regustillo acre (poca cosa) en su sexo.
Pues eso… me acerco a besarla y retira la cara. Que si tengo carmín espera que me lo quite. Esto cuando se queda en el baño para asearse ella después que yo… y regresa con el mismo carmín fuerte en los labios. Nuevos intentos y más cobras. Se lo digo de palabra, le hago notar que lo dice en el anuncio y me lo requeteconfirmó por el wsp... y un piquito, con risitas como quien lo toma por una gracia que te tiene que divertir a ti también. Veo que no hay nada que hacer, me trago el cabreo y me dispongo a sacar lo que se pueda. Algún que otro amago a lo largo de la cita por ver si se le pasaba la tontería, pero nada.
Tetas grandonas, mullidas, manejables. Para muchos aquí serán blandas y caídas. A mí eso no me disgusta tantísimo así que por aquí disfruté de palparlas y saborearlas a mi gusto. Me dijo cuando empezaba que fuera suave; pero como no necesito imperiosamente ir fuerte, fui como suelo y aquí sí que no puso reservas ni pegas.
El sexo lo tiene como tantas con sobrepeso: bastante hundido al fondo de unos labios mayores que más que ser grandes están gordos. Dificultaba el acceso de la boca y la lengua la zona cero. “Tunelando” el pozo, acabé por hacerme sitio y tampoco estuvo mal. Ella ponía reacciones de excitación, que en este caso ya me da igual calibrar si eran o parecían más o menos reales. Hago por seguir con los dedos; se deja por fuera pero me frena al primer intento de entrar.
El francés normal. Mal no, para recordar tampoco.
Goma roja y ella arriba. Tampoco mal. Se movía con cierta soltura teniendo el tronco elevado a pesar de su sobrepeso, y el meneo de tu tetonas estuvo bien.
Que me mintiera ya me impidió estar a gusto, y no valoro mucho más que el juego de sus pechotes y haberme corrido. Al que no le importe que no haya besos y/o que le engañen con esto u otra cosa, que piense que hasta lo puede pasar bien… si le parece que 50/80 es un buen precio. A mí no, y no lo digo solo por lo de los besos, sino que el sitio, ella, lo que hace y cómo lo hace, para mí a duras penas llegan a merecer 40/70.
Al final me pregunta que qué tal, posiblemente considerando que fuera de los besos había hecho las cosas bien. Y no digo que no (como acabo de dar a entender) pero le dije que no estaba nada contento… y ella “ya… por los besos, pero solo ha sido eso…” Le digo que lo insoportable es que me haya mentido en varias cosas y que, en esos casos, para mi es absurdo pretender haber estado bien. No dijo nada y yo no añadí más. Me vestí y me fui sin besos de despedida ni nada.
Paso de ponerle fotos, y de resaltar texto más relevante.
Era de noche, no tan tarde. Cuando llegué estaba somnolienta (de hecho por el wsp el contacto no fue del todo fluido). Me mosqueo y le digo que si va a estar bien. Me dice que sí… aún con cara de sueño, pero al menos es verdad que se espabiló (“espabiladilla” ya lo digo que lo es, la muy cara dura, pero me refiero al sueño del momento). Fea no es (tampoco nada especial) y sus ubres estaban ahí saliéndose del escote como sirviendo en bandeja lo que más iba buscando. Las horas no daban para ponerse a buscar alternativas… Por lo demás, es de estatura media, morena, pelo largo y pasada de peso, sin ser exageradamente gorda. Se dejó la prenda que llevaba por la cintura, como insegura de dejar al descubierto su vientre.
Inmueble de la antigüedad y calidad de tantos en el castizo Chamberí. Recibe en un piso-sótano. La habitación no muy grande. No la vi mal del todo… pero ya digo: para 40/70 como mucho, aun contando con el buen detalle de poner sábana de tela limpia (no hay duda de que lo estaba). Había un par de sillones, ni nuevos ni desvencijados, comprimidos entre las paredes y una mesa baja en medio de los dos. Suciedad no había. La cama normal, pegando los pies a los sillones. De cabecero, varios espejos como en mosaico. El baño, modestito pero no mal. Pagar al principio, bebida le tuve que pedir (al acabar): agua; y me la trajo del grifo.
Cuando le avisé por wsp de que había llegado al portal para que me diera el piso, me dice que llame por tf. Tócate… ahora con esto... Le digo que para qué, que lo estamos haciendo todo por wsp. Insiste. Llega uno y se pone ahí con el cuadro de botones, pero al poco se fue. Paso de comprometerme más que llamando por el tf-wsp. Me dice el piso (sótano). Al acabar con ella me pregunta si no había llamado al portero automático antes de que me pidiera llamarla… Le digo que no “ah, pues sería otro y pensé que eras tú”… o no sé qué. Le digo que eso es que le había dado cita a otro a la misma hora para atender al primero que llegara sin importarle dejar al otro tirado… y ella que no, que qué cosas digo… Pero convencido no me quedé.
No la recomiendo. No hace falta decir que espero no volverla a ver en mi vida… como le dije en un momento dado, con toda la calma del mundo, cuando me preguntó que qué me había parecido la cita.
Última edición por anrevind; 04-10-2018 a las 00:30